Un santo afectivo: San Alejo

La leyenda cuenta que San Alejo era un mendigo que su pueblo veneraba como a un santo, por su entrega a la ayuda de otras almas, a la oración y la penitencia, escogidas de su propia elección de vida, habiendo nacido en un hogar adinerado, hijo de senador romano. Tenía todo tipo de riquezas, a los veinte años decide irse de Roma a Edesa disfrazado de mendigo con el objetivo de servirle a Dios desde la total humildad.

Según data su historia, su determinación de ser siervo de Dios, surgió cuando estando próximo al matrimonio, elige ofrecer su vida a los pobres en vez de casarse por compromiso. Predicando la virtud de la pobreza y la humildad por años, un buen día alguien habla de su poderosa familia en relación a sus ancestros y él, por miedo a ser descubierto por la gente, vuelve a Roma, a su casa natal a pedir trabajo sin hacerse conocer como hijo. Sus propios padres lo sometieron a largos años de humillante trabajo haciéndolo dormir debajo de una escalera en una covacha que apenas era digna para cobijar animales, sin saber que ese extraño mendigo era su hijo.

Encontrándose enfermo y a punto de morir, Alejo manda a llamar a sus ancianos padres y les cuenta toda la verdad; quienes casi sin poder creerle lo ayudan a bien morir. Desde allí se comenzaron a suceder milagros y cuando lo acontecido llega a conocimiento del Obispo, éste decide inhumar sus restos y terminar de comprender que realmente se trataba de un Santo, ya que allí solo había andrajos de mendigo y ningún cuerpo de humano mortal. Toda esta fama provocada por los sucesos se extendió rápidamente por el mundo como sinónimo del auténtico amor, es invocado por matrimonios o parejas para la permanencia y el fortalecimiento de las relaciones, como así también para amores imposibles, celebrando su festividad cada 17 de julio.

Oración:

¡Oh gloria de la nobleza romana, verdadero amador de la pobreza e ignominia de Cristo! Que en la flor de tu juventud, por obedecer a la inspiración del Señor, dejaste a tu esposa y saliste como otro Abraham de la casa de tus padres, y habiendo repartido lo que llevabas con los pobres, viviste como pobre y mendigo tantos años desconocido y menospreciado entre los hombres.

Tú fuiste muy favorecido de la Virgen María nuestra Reina y huyendo de las alabanzas de los hombres, volviste por instinto de Dios a la casa de tus padres que por su voluntad habías dejado, para darnos ejemplo de humildad, de paciencia, de sufrimiento y constancia.

Oh bienaventurado! rico y pobre, noble y humilde, casado y puro, llorado de tus padres, denostado de tus criados, desestimado de los hombres y honrado de los ángeles, abatido en el suelo y sublimado en el cielo, yo te suplico, Alejo dulcísimo, que por tus merecimientos y oraciones yo alcance del Señor la virtud de obsequiarme esta gracia que necesito para ser feliz (pedir aquí lo que se desea); Amén.

Patrono.- Patrono de los mendigos, peregrinos, viajeros, enfermeros, fabricantes de cintos, cinturones, amores imposibles, parejas, matrimonios.